
Títi y yo le digo Titito (por pequeñito, chiquitito, titito...., jajaja)
Lo adoro y no me deja ni a sol ni a sombra y cada vez que tiene oportunidad me besa las cicatrices de la cara. Claro, no se ven casi, pero están allí, el las ve y yo las veo, por eso no me gusta mirarme al espejo y nos miramos mutuamente de alma a alma.
Le quiero.