
La tarde florece en los campos verdes,
la bruma se disipa en lagos azules,
el silencio se desvanece con tus ojos,
y me siento como el ave libre en el cielo.
En los árboles se divisan margaritas,
y el cielo embriagado de amor te llama.
Las almas no naufragan en el mundo,
se desprenden de toda su tristeza.
La luna sonríe, rayos de estrellas,
anillos de luz, el nacimiento de un niño,
alegría y certezas, caricias y dulzura,
y una blanca y luminosa melodía…
El viento susurra tu nombre en los trigales
y un tallo reverdece bajo la sombra de una flor.