Hierve Buenos Aires. 39° de ST (sensación térmica) a la sombra. No hay alma que aguante con tanta humedad.
Cuando iba a buscar a mi princesa a la colonia de verano, salí con la cabeza mojada, con gorra de béisbol, una botellita de agua fría helada y lentes de sol.
Unos diez minutos en la parada del 78, colectivo que debo tomar para ir hasta el club y siendo una persona que disfruta del calor, hoy, con toda sinceridad: ME DERRETÍ.
Llegué al club empapada de pies a cabeza y sin la botellita de agua helada pues me la bajé de dos sorbos en el colectivo.
He visto en el camino varios paseadores de perros; no entiendo cómo el dueño de un animalito puede mandarlo a pasear a la hora en que más calor hace. ¿Sabrán sus dueños que los llevan al trote con casi 40 grados de calor? Lo dudo.
Un linyera que para en Francisco Beiró y Avenida San Martín estaba como "ido", mientras el colectivo esperaba que cambiara el semáforo de rojo a verde, Yamila a mi lado ya de regreso para casa y este hombre pensé que si alguien no le daba agua se desmayaría; por suerte un policía se acercó y le tendió una botella de agua de las grandes, de la de dos litros. Me sentí aliviada pues yo había viajado con los tres pesos justos para mi boleto de ida y los dos boletos de regreso a casa.
En fin, Buenos Aires es un sauna, un baño turco, un caldo tremendo donde no hay con qué refrescarse. Ya hay barrios donde hace más de 36 horas que no hay luz y por efecto colateral tampoco agua. Comerciantes y laburantes que pierden su mercadería y ni Edenor ni Edesur se hacen cargo de nada. Han robado a troche y moche y no invirtieron nada, ahora pagamos las consecuencias nosotros, los usuarios: EL PUEBLO.
¡Hace calor!