No
entiendo el gusto apasionado por lo prosaico no comprendo ese afán de
"figuretti" de falsos artistas relamidos apoltronados en sus
butaquitas cómodas hablando del mundo en la miseria mientras disfrutan de un
cafecito irlandés en su cómodo y cálido escritorio.
Pero
qué es peor: ¿la vulgaridad de un buen artista o la vulgaridad de un falso
artista?
La
falta de metas debería ser un pecado capital. La falta de deseos de progresar
culturalmente debería ser un pecado capital porque ambas cosas son peor que los
7 pecados capitales juntos y de paso podría mandar a la santa iglesia a la
reverenda mierda.
Acá
no hay dios ni dioses, acá hay un negoción más grande que un planeta y por todos lados, oigan bien, por todos
lados se cuentan billetes menos por estos pagos del tercer mundo donde nos
cagamos de hambre y cada día es peor mientras los grandes monopolistas del
mundo se siguen llenando los bolsillos con nuestros estómagos hambrientos.
Y
por si fuera poco, los falsos artistas, que con esto de la Internet pululan, se
multiplican como ratas de alcantarilla atestando toda la red con poemitas
melosos, tan pegajosos que dan asco, sin rima ni medida, sin palabras nacidas
del corazón, llenan la red de poemitas vacíos que hablan de un amor perdido o de una pena de amor de hace mil años
siempre con los mismos monosílabos siempre con la misma miel asquerosa que
relaja el estómago y la mente y produce vómitos consecuentes con tal espantoso
quehacer literario.
A
la mierda, me cansé, me cansé de ver
Juanitos que no saben escribir bien su
propio nombre dándose ínfulas de poetas.
¡Basura!
Y
a esta basura habría que meterla toda junta en un cohete de reciclaje que vaya
derecho a Marte o a Plutón (cuanto más lejos mejor) para que terminen con toda
esta mierda romanticoide y revivan, renazcan o sencillamente aparezcan aquellos
que sentados en una piedra, sin un duro en bolsillo y muertos de hambre pueden
escribir mejor que Borges, que Tolkien o que Shakespeare.
Me
rehúso a leer tanta basura, me rehúso a que nos ahoguen los que tienen plata, me
rehúso a callarme la boca simplemente porque soy tercermundista Y sí soy
tercermundista, por vos, poeta de mala muerte, que estás sentado en tu poltrona
muy cómodamente viendo cómo nos cagamos de hambre en América del sur y te
importa tres carajos porque cuando las imágenes de la televisión te son
grotescas agarrás el control y cambiás el canal para ver una novela del primer
mundo que te tocó a vos y te haga olvidar el horror de “esa pobre gente”.
Buenos
Aires, 2 de agosto, 2004
Wilhemina Queen