Y así fue cuando el vaso quedó lleno, porque tengo, como tú, un concepto de la amistad que no pertenece a los tiempos que corren sino a otro siglo. Porque cuando me llaman atiendo, como tú; porque cuando me escriben contesto, como tú; porque cuando me necesitan no importa la hora ni el día ni dónde esté, yo salgo corriendo a prestar mi ayuda aunque en eso se me vayan las horas, los días y la vida. No espero a cambio nada, solamente doy y ha sido así que irremediablemente me he quedado sola, llena de ausencias y de lágrimas, porque algunos han muerto en mis brazos y otros me han abandonado luego de matarme a puñaladas, de robarme el alma y en otros casos también me han robado dinero y he quedado una vez más rodeada de la nada.
Y lloro al leer que no soy la única estafada por esos que no saben de amistad ni sentimientos.
Y cómo es que te has metido en este rollo de las escrituras y de Dios, que te digo que no debes esperar nada aunque lo des todo, que no te deben nada, ni siquiera amor o respeto; hazme caso Amor, no esperes nada, porque no hay nada detrás de las palabras huecas, de las "amistades falsas". Hazme caso y no te enriedes, da todo lo puedas con amor y compasión pero no esperes nada a cambio porque terminarás dolido, verás que llega sóla la recompensa si es que así hemos de decirle. Y mirarás a los ojos y de quien menos lo esperes te llevarás la sorpresa probablemente con una única palabra, quizás dos...
De contradicciones estamos hechos. Piel y huesos, defectos y virtudes, bajos instintos e intenciones altruistas, pero acaso ¿todo esto es cierto?
Cien mil dudas y cien mil ideas en tu cabeza, en la mía solamente hay una y me la reservo si me licencias, soy egoísta como tú, aunque puedo ser tan espiritual como cualquier guía hindú, musulmán o cristiano. Eres en extremo egoísta y aún más espiritual, de otra forma no escribirías estas cosas, no te preguntarías por tus hijos cuando te vas al bar a tomar tu café con el Evangelio en una mano y la cucharita en la otra..., que dudo mucho que seas un irresponsable, y que valen la pena tu egoísmo y tu espiritualismo, y tus dudas y tus certezas, vale la pena no lo dudes, aunque cuando mires a tus hijos te sientas en deuda y el día de mañana, cuando ya dejen de ser niños y te reclamen, ellos verán y comprenderán tarde o temprano que eres distinto, egoísta, espiritual, padre y humano.
Podría decirte infinidad de cosas pero aquí te dejo, debo tomar una pastilla rosa y otra blanca, pero igual te quiero. Dile a Marta que no se tome las cosas tan a la tremenda, que la vida es corta, demasiado corta y lo que no tiene arreglo no se arregla y lo que sí pues ya se arreglará.
Sigue siendo como eres.
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