Jugábamos en el living. Hoy pelamos a Pepa y a Shimel.
Son tan lindos peladitos, al tocarlos parece que en vez de pelo tuvieran piel
y son rosaditos... una monada.
Amo a Pepa con toda mi alma, como amo a sus papás y a su hermano.
Gracias a ellos pude escapar de la locura.
Les debo mi libertad física y del alma.
Núnca podré agradecerles lo que me acompañan.