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20 ene 2008

Apunte para un viejo amigo - Ryunosuke Akutagawa


Esta carta se la dejó Rynosuke Akutagawa a un amigo antes de suicidarse, a los 35 años de edad.

Probablemente nadie que intente el suicidio, como Reigner muestra en uno de sus cuentos, tiene clara conciencia de todos sus motivos. Los cuales generalmente son muy complejos. Por lo menos en mi caso está impulsado por una vaga sensación de ansiedad, una vaga sensación de ansiedad sobre mi propio futuro.

Aproximadamente en los últimos dos años, he pensado solo en la muerte, y con especial interés he leído un relato que trata sobre este proceso. Mientras el autor se refiere a esto en términos abstractos, yo seré lo mas concreto que pueda, incluso hasta el punto de sonar inhumano. En este punto yo estoy moralmente obligado a ser honesto. En cuanto al vago sentido de ansiedad respecto de mi futuro, creo que lo he analizado por completo en mi relato, "La vida de un loco", excepto por el factor social, llamémoslo la sombra del feudalismo, proyectada sobre mi vida. Esto lo omití a propósito, al no tener la certeza de poder clarificar realmente el contexto social en el cual viví.

Una vez tomada la decisión de suicidarme (yo no lo veo en la forma en que lo ven los occidentales, es decir como un pecado) me resolví por la forma menos dolorosa de llevarlo a cabo. Excluí, por razones prácticas y estéticas, la posibilidad de ahorcarme, dispararme un tiro, saltar al vacío u otras formas de suicidio. El uso de drogas me pareció el camino más satisfactorio. Y por el lugar, tendría que ser mi propia casa, cualquiera sean los inconvenientes para mi familia. Como una suerte de trampolín, al igual que Kleist y Racine, pensé en la compañía de una amante o un amigo, pero habiendo elevado la autoconfianza, decidí seguir adelante solo. Y la última cosa a considerar, fue asegurarme una perfecta ejecución, sin el conocimiento de mi familia. Después de unos meses de preparación me convencí de la posibilidad de realizarlo.

Nosotros los humanos, siendo animales humanos, tenemos un miedo animal a la muerte, la así llamada vitalidad no es otra cosa que fuerza animal. Yo mismo soy uno de esos animales humanos. Mi sistema parece gradualmente haberse liberado de esa fuerza animal, teniendo en cuenta el poco interés que me queda por el alimento y las mujeres. El mundo en el que estoy ahora es uno de enfermedades nerviosas, lúcido y frío. La muerte voluntaria debe darnos paz, si no felicidad. Ahora que estoy listo, encuentro la naturaleza más hermosa que nunca, paradójico como suene. Yo he visto, amado, entendido más que otros, en ésto tengo cierto grado de satisfacción, a pesar de todo el dolor que hasta aquí he soportado.

P.S: Leyendo la vida de Empédocles, me dí cuenta de cuán antiguo es el deseo de uno de convertirse en Dios. Esta carta, en cuanto a mi concierne, no intenta esto. Por el contrario, yo me considero uno de los hombres más comunes. Vos debés recordar esos días, veinte años atrás, cuando discutimos "Empédocles sobre el Etna" bajo los árboles de tilo. En esos tiempos yo era uno de los que deseaba convertirse en Dios.

LOS SEMÁFOROS PORTEÑOS, CON NUEVA CARA

Los semáforos porteños, con nueva cara

Un operario instala un semáforo nuevo
Foto: gentileza gobierno de la ciudad

El gobierno de la ciudad comenzó a instalar nuevas señales lumínicas; consumen siete veces menos electricidad y tienen mayor vida útil

Poco a poco, los semáforos de la ciudad irán cambiando su fisonomía, a medida que el gobierno porteño cambie los actuales con luces incandescentes por otros que funcionan con tecnología LED (diodo emisor de luz, según su sigla inglesa).
Las razones del cambio: una mayor vida útil, y más confiabilidad y seguridad en los cruces señalizados.
Pero el motivo que cobra especial fuerza en este verano de crisis energética es que los semáforos de LED consumen siete veces menos electricidad que los de lámparas incandescente.
De hecho, en los últimos días el gobierno porteño señaló que varias señales lumínicas estuvieron fuera de servicio a raíz de la poca tensión existente en la red eléctrica.
Con esta nueva tecnología, los cruces que cuentan con unidades de alimentación alternativa de electricidad, tendrán mayor autonomía en caso de problemas con el suministro de energía.
Primera etapa. "Ya instalamos 50 y esta primera etapa prevé poner en funcionamiento otros 250. A lo largo del verano se cambiarán las señales de Libertador, Avenida de Mayo y 9 de Julio", indicó una vocera del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño.
La intención es poder instalar esta tecnología en las 3800 intersecciones con semáforo que hay en la ciudad de Buenos Aires.
A pesar de su elevado costo, las señales se amortizan en sólo cuatro años. No sólo porque consumen poca electricidad, sino que la vida útil de un LED es de 100.000 horas, mientras que la de una lamparita común es de apenas 3000.
"Esta mayor vida útil aumenta la confiabilidad y seguridad en el cruce ya que funciona en forma ininterrumpida durante más tiempo y se disminuye el riesgo implícito que genera el recambio de la lámpara. Además, teniendo en cuenta esto, el costo de mantenimiento se reduce 30 veces", destacan en Desarrollo Urbano.

Pruebas. Antes de su instalación, el gobierno porteño realizó ensayos técnicos en la intersecciones de Avenida La Plata con Rosario y con Venezuela, y en Pueyrredón y Beruti donde, ante escribano público, se comparó el consumo de ambas tecnologías.
También se verificó el cumplimiento de las normativas y especificaciones técnicas mediante pruebas realizadas en el laboratorio de la Comisión de Investigaciones Científicas de La Plata.

FUENTE: LA NACIÓN

PAPAS AL TOMATE

Otra receta sencilla para los tiempos de malaria o simplemente para disfrutar de la cocina simple.

INGREDIENTES:
4 papas grandes
4 tomates a punto sal y pimienta blanca a gusto
1 cucharadita de albahaca deshidratada o fresca(como te guste más)
1 cucharadita de orégano
1/2 taza de aceite
12 anchoas o panceta ahumada o cualquier fiambre que puedas comprar

PREPARACIÓN:

Pelar, lavar y cortar las papas en rodajas de 1/2 centímetro de espeso, aprox.
Pelar los tomates y cortarlas en rodajas de mismo grosor que las papas.
Enmantecar una fuente para horno y colocar alternando las papas y los tomates, salpimentando y espolvoreando el orégano y la albahaca.
Antes de la última capa poner las anchoas o la panceta y luego tapar con la última capa de papas y tomates.

(Se puede reemplazar las anchoas o la panceta por lo que te guste: roquefort, queso fresco o port salut, mortadela, o alguna salsa, etc. Lo que tengas ganas, lo que puedas comprar o simplemente lo que tengas en la heladera. Si no tenés nada, también vale)

Rociar con aceite y poner al horno. Estarán listas cuando las papas estén cocidas, doradas o a tu gusto.



¡Bon Appétite!