Cuando era pequeña era la fecha que más me gustaba y disfrutaba, con aquel ritual de salir el día antes a buscar pasto fresco para los camellos, colocarles en la noche el agua y poner los zapatitos bien lustrados para que los Tres reyes Magos nos dejaran el regalito por habernos portado bien durante el año y celebrar el nacimiento del Niño Jesús.
Maravillosos recuerdos de la niñez. Y hoy, aunque mis hijos ya están grandes, y aunque aquí no hay manera de conseguir pastito, pues les hemos dejado un deseo y a ver si se cumple. Nos hemos portado bien y nos portaremos cada vez mejor.
FELIZ REYES!