No hables tanto y escucha.
Escucha el corazón que late,
el aire que entra en tus pulmones,
escucha el nacer de un pensamiento,
escucha la lágrima que recorre tu piel.
No hables tanto,
aprende a escuchar los sonidos del silencio,
aprende a distinguir tus pensamientos
y déjalos salir desde tu alma sin hablar.
Que tus amores y tus odios
recorran la noche del universo,
abre tus ojos y aprende a hablar con ellos,
deja las palabras en su lecho...
¡Escucha!
¡Comienza a sentir!