En ocasión displicente
obligados a padecer
la presencia arrogante
del que miente,
hube de sortear apuro,
tomar aire y respirar.
Y de aquel hombre socarrón,
sin vergüenza y tampoco educación,
hubo que tolerar su léxico
más parecido al de un bufón.
Sin pausa ni compasión,
entre vocablos inconexos,
un discurso poco cierto,
silencioso, el auditorio escuchó.
Arruinada la ocasión
y hartos hasta la coronilla
de escuchar hablar sin pericia
al que miente, inventa y se adjudica
el principal papel de la función...,
tomamos raudos la salida
sin palabras ni despedida,
y dejamos sólo en el salón
animando su fiesta al bufón.
obligados a padecer
la presencia arrogante
del que miente,
hube de sortear apuro,
tomar aire y respirar.
Y de aquel hombre socarrón,
sin vergüenza y tampoco educación,
hubo que tolerar su léxico
más parecido al de un bufón.
Sin pausa ni compasión,
entre vocablos inconexos,
un discurso poco cierto,
silencioso, el auditorio escuchó.
Arruinada la ocasión
y hartos hasta la coronilla
de escuchar hablar sin pericia
al que miente, inventa y se adjudica
el principal papel de la función...,
tomamos raudos la salida
sin palabras ni despedida,
y dejamos sólo en el salón
animando su fiesta al bufón.
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