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21 sept 2008

CUENTOS DE LAS MIL Y UNA NOCHES: HISTORIA DEL MERCADER Y EL EFRIT

HISTORIA DEL MERCADER Y EL EFRIT

Schehrazada dijo:

He llegado a saber, ¡oh rey afortunado!, que hubo un mercader entre los mercaderes, dueño de numerosas riquezas y de negocios co­merciales en todos los países. Un día montó a caballo y salió para ciertas comarcas a las cuales le llamaban sus negocios. Como el calor era sofocante, se sentó debajo de un árbol, y echando mano al saco de provisiones, sacó unos dátiles, y cuando los hubo comido tiró a lo lejos los huesos. Pero de pronto se le apareció un efrit de enorme estatura que, blandiendo una espada, llegó hasta el mercader y le dijo: "Levántate, para que yo te mate como has matado a mi hijo". El mercader repuso: "¿Pero cómo he matado yo a tu hijo?" Y con­testó el efrit: "Al arrojar los huesos, dieron en el pecho a mi hijo y lo mataron". Entonces dijo el mercader: "Considera ¡oh gran efrit! que no puedo mentir, siendo, como soy, un creyente. Tengo muchas riquezas, tengo hijos y esposa, y además guardo en mi casa depósitos que me confiaron. Permíteme volver para repartir lo de cada uno, y te vendré a buscar en cuanto lo haga. Tienes mi promesa y mi jura­mento de que volveré en seguida a tu lado. Y tú entonces harás de mí lo que quieras. Alah es fiador de mis palabras".

El efrit, teniendo confianza en él, dejó partir al mercader. Y el mercader volvió a su tierra, arregló sus asuntos, y dió a cada cual lo que le correspondía. Después contó a su mujer y a sus hijos lo que le había ocurrido, y se echaron todos a llorar: los parientes, las mujeres, los hijos. Después el mercader hizo testamento y estuvo con su familia hasta el fin del año. Al llegar este término se resolvió a partir, y tomando su sudario bajo el sobaco, dijo adiós a sus parientes y vecinos y se fue muy contra su gusto. Los suyos se lamentaban, dando gritos de dolor.

En cuanto al mercader, siguió su camino hasta que llegó al jardín en cuestión, y el día en que llegó era el primer día del año nuevo. Y mientras estaba sentado, llorando su desgracia, he aquí que un jeique[1] se dirigió hacia él, llevando una gacela encadenada. Saludó al mercader, le deseó una vida próspera, y le dijo: "¿Por qué razón estás parado y solo en este lugar tan frecuentado por los efrits?"

Entonces le contó el mercader lo que le había ocurrido con el efrit y la causa de haberse detenido en aquel sitio. Y el jeique dueño de la gacela se asombró grandemente, y dijo: "¡Por Alah! ¡oh hermano! tu fe es una gran fe, y tu historia es tan prodigiosa, que si se escribiera con una aguja en el ángulo interior de un ojo, sería motivo de refle­xión para el que sabe reflexionar respetuosamente".

Después, sentándo­se a su lado, prosiguió: "¡Por Alah! ¡oh mi hermano! no te dejaré hasta que veamos lo que te ocurre con el efrit". Y allí se quedó, efecti­vamente, conversando con él, y hasta pudo ayudarle cuando se desmayó de terror, presa de una aflicción muy honda y de crueles pensamientos. Seguía allí el dueño de la gacela, cuando llegó un segundo jeique, que se dirigió a ellos con dos lebreles negros. Se acercó, les deseó la paz y les preguntó la causa de haberse parado en aquel lugar frecuentado por los efrits.

Entonces ellos le refirieron la historia desde el principio hasta el fin. Y apenas se había sentado, cuando un tercer jeique se dirigió hacia ellos, llevando una mula de color de estornino. Les deseó la paz y les preguntó por qué estaban sentados en aquel sitio. Y los otros le contaron la historia desde el principio hasta el fin. Pero no es de ninguna utilidad el repetirla.

A todo esto, se levantó un violento torbellino de polvo en el centro de aquella pradera. Descargó una tormenta, se disipó después el polvo y apareció el efrit con un alfanje muy afilado en una manoy brotándole chispas de los ojos.

Se acercó al grupo, y dijo cogiendo al mercader: "Ven para que yo te mate como mataste a aquel hijo mío, que era el aliento de mi vida y el fuego de mi corazón". Enton­ces se echó a llorar el mercader, y los tres jeiques empezaron también a llorar, a gemir y a suspirar.

Pero el primero de ellos, el dueño de la gacela, acabó por tomar ánimos, y besando la mano del efrit, le dijo: "¡Oh efrit, jefe de los efrits y de su corona! Si te cuento lo que me ocurrió con esta gacela y te maravilla mi historia, ¿me recompensarás con el tercio de la sangre de este mercader?" Y el efrit dijo: "Verdaderamente que sí, venerable jeique. Si me cuentas la historia y yo la encuentro extraordinaria, te concederé el tercio de esa sangre".


[1] Un anciano respetable

15 comentarios:

  1. Hermosa historia para una tarde de domingo. Estas narraciones son mágicas.

    Abrazos

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  2. Bonita historia que me cae al pelo en esto momentos en que me siento nostalgica

    Besines

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  3. Estos cuentos son tan mágicos...
    como vos mi amiga adorada!
    besos a Muni...
    Te quiere
    Rox

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  4. Perfecta historia para este domingo mio tan nostalgico, solitario y de reflexsión. besos
    anamorgana

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  5. Las palabras tienen la cualidad de "detener" el tiempo. Nos fascinan, nos sacuden y, quizá como le ocurrió a Shariar, el esposo de Sherezada, hasta nos hagan recuperar la cordura. Me encantó que pusieras esta historia. Saludos cordiales.

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  6. ES NOSTALGICA Y HERMOSA
    QUIZAS ES QUE ESTOY TRISTE
    BUENO, TENGO MOMENTOS DE GRANDES "BAJONES"________________________

    YA LO SABIA, Y HAY QUE AFRONTARLOS
    COMO TODO

    ME ENCANTARON LAS HOJITAS QUE RODEAN TU CARITA !!!!!!!! ♥

    TE QUIERO MUCHO
    BESOS
    MILES
    KLAU ♥

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  7. Sí, la había leído hace tiempo. Las Mil y una noches... siempre serán una excelente referencia para todo aquel que desee escribir cuentos al estilo más clásico y depurado... y siempre precioso. Un saludo!

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  8. Bellísima historia, y la misma historia de Sherezada es mágica en sí misma.

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  9. Un cuento encantador que espero tenga continuación. Me resisto a quedarme con la duda del final.

    Besos

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  10. Excelente espacio, merecedor del Premio "Brillante Weblog". Si deseas recogerlo por este enlace:
    http://www.marthacolmenares.com/2008/09/22/oportunidad-para-recomendar/
    Mis saludos desde Venezuela,
    Martha Colmenares

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  11. Una historia inmortal, con profundas resonancias para meditar.
    Besos mil Vero.

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  12. Justamente las resonancias espirituales de estas historias son las que siempre me han atrapado.
    un abrazo Javi!

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  13. Que lindo texto, me gustó. Para empezar la semana con un poco de magia

    De paso, feliz primavera! =)
    besotes

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  14. Hola Verónica!!! Cómo estas?

    Hermosa historia y mágica también como dice Catalina...

    Un enorme abrazo y Feliz Primavera para vos...Disfrutemos la vida plenamente!!!

    Silvia

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