Pensaba en poner fin a este mundo y en cierta manera lo hice, pero hoy siento la necesidad de intentar reverdecerlo, o colorearlo con otro azul y otros arcoíris. Hoy, casi llegando a su fin el día, se ha celebrado el Día de la Madre aquí en Argentina. El regalo es la VIDA. No quiero más. Ayer vino Nikko. Al abrir la puerta pensé que era la dueña de Lola, una perrita que acababa de bañar y cortar el pelo, pero era Nicolás. La sorpresa fue enorme y pese a todo (mucho agua ha pasado bajo el puente) me ha dado una alegría inmensa.
Soy Feliz como dice Montaner en su canción.
Y yo soy feliz porque Tú lo eres Vero... Me encantan tus palabras, tienes una forma tan particular para decirlas. Que gran escritora eres.
ResponderBorrarProntito Facebulearemos. Apapabechos para Ti Amiga Linda.
me alegro de corazon veronica..
ResponderBorrarya iba sienod hora de que te regalara la vida un pockito de paz...
un abrazo
:-)
No conozco tu historia, pero muchas veces uno desea poner fin a los días... pero, casi siempre se produce el milagro de la vida y eres felíz nuevamente.
ResponderBorrarTe deseo lo mejor Verónica!!!!!!!!
Un fuerte abrazo.
Aurelia
Gracias Marce, sé que así es. Gracias por los apapabechos, jajaja, me encantan!
ResponderBorrarbesototes!
A que sí Mi Fire, eh? gracias por estar allí!
ResponderBorrar♥♥♥
Vero
Gracias Aurelia, desde el lo más profundo y claro de mi corazón.
ResponderBorrarSiempre hay un motivo. Brindemos por eso!
besos y abrazos!