Ayer Muni decidió VIVIR. Y después de un día muy largo, tengo que dar las gracias a todas las personas que nos dieron su apoyo y especialmente a Roman Sabbatiello mi amigo, mi hermano del alma, mi hermano de la vida que nos llevó y nos regresó a casa. Se vienen días complicados, de inyecciones (que se las daré yo), medicamentos, quinesiología, etc. Pero Muni sigue con nosotros. Y es increíble pero hoy está mucho mejor que ayer. Comparto una foto, no me miren a mi, había llorado todo el día. Mírenlo a él, si hasta parece que sonríe.
***
Viejito Mío,
me has mantenido lejos de la locura que tanto temo por mucho mucho tiempo. Tú decidiste quedarte seguramente para darme tiempo, para darnos tiempo de disfrutarnos mutuamente de este último tiempo, para ayudarme a despedirme y comprender que tengo que dejarte ir libre, feliz, lleno de amor y mimos.
Tengo el escritorio lleno de jeringas y medicamentos, un cronograma de aplicaciones y tomas que solamente yo entiendo y tú recibes gustoso, reconociendo en tu sabiduría que es por tu bien (y por el mío). Sé que este tiempo me lo regalas a mí.
Sé que tengo que fortalecerme para el momento de la despedida, pero (y siempre hay un pero) daría lo que me queda de vida para que estuvieras bien.
Te miro dormir y te prometo con la mano sobre tu corazón latiendo que si de mí depende no sufrirás ni un sólo segundo y te irás de mi mundo colmado de amor.
Muni... Te amé cuando te vi venir corriendo a mis brazos y te amo ahora de la misma manera.
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