La mayoría de los vegetarianos evita comer carne por razones éticas. Según ellos no es aceptable quitarle la vida a un animal para alimentarse existiendo otras alternativas. Personalmente, no acabo de compartir este punto de vista (pese a mi admiración por Peter Singer). Los animales domésticos son muy diferentes de sus antecesores salvajes y, en general, no pueden sobrevivir fuera de su asociación con los humanos. Tampoco tendría sentido criarlos como mascotas. Y la extinción no me parece un destino demasiado bueno. Otra cosa es la forma en que éstos sean tratados. En este sentido, creo que los animales importan y que hay muchas cosas que mejorar. No obstante, el hecho de “cambiar” los recursos del animal (incluso su vida) por alimento, cuidado y un trato aceptable me parece un buen “deal”, aunque imagino que puede ser difícil ponerse de acuerdo en definir “trato aceptable”.
Pero no son razones éticas las que me llevan a revisar este tema sino de otro tipo. El hecho es que una retirada “juiciosa” en la producción y consumo de carne podría tener efectos beneficiosos (y de gran magnitud) en el medio ambiente, en el problema del Hambre y en la salud de los humanos. Por el contrario, el mantener las cosas como están acabará incrementando estos problemas. Vayamos a los hechos.
El primer punto de mi razonamiento se basa enteramente en un informe publicado por la FAO, “La larga sombra de la ganadería: cuestiones medioambientales y opciones”. Supongo que la mayoría de ustedes no querrá leerse sus más de 500 páginas, pero no cuesta demasiado echarle un vistazo a las conclusiones. En todo caso, considero a la FAO una institución seria y una fuente de información fiable (aunque lamentablemente no ha conseguido acabar con el Hambre en el mundo).
Las conclusiones del informe son demoledoras. La ganadería extensiva es responsable de un 18% de los gases implicados en el calentamiento global y una de las causas principales de erosión, eutrofización y contaminación microbiológica. Más aun, también es una de las principales amenazas a la bio-diversidad ya que requiere alrededor del 30% de las tierras cultivables para la producción de alimentos para el ganado. La ganadería intensiva no le va a la zaga (aunque su impacto en el calentamiento global es menor), aun así, los productos agrícolas empleados en la producción de piensos (cereales y leguminosas, principalmente) compiten con las calorías y proteínas necesarias para la alimentación humana. No olvidemos que es muchísimo más eficaz el empleo directo de alimentos vegetales que dárselos de comer al ganado. En definitiva, la ganadería es uno de los grandes problemas ambientales y como la población sigue creciendo y la tendencia a consumir productos cárnicos también sigue en aumento, lo más probable es que el problema empeore.
La segunda parte de mi razonamiento se basa en los libros de texto de nutrición (p.e.). En los países ricos el consumo de productos animales es nutricionalmente incorrecto y una de las causas principales de enfermedades no-transmisibles (obesidad, diabetes, enfermedades cardio-vasculares, gota, ciertos tipos de cáncer). Contrariamente a lo que se suele pensar, una dieta vegetariana (si está bien pensada) puede suministrar todos los nutrientes y vitaminas necesarios, sin grasas saturadas ni colesterol. Así mismo, existen fuentes de proteína vegetal que pueden sustituir sin problemas a las de origen animal. No quiero decir con esto que cualquier dieta vegetariana sea beneficiosa y, de hecho el vegetarianismo estricto se enfrenta a algunos problemas (subsanables) como la dificultad de obtener vitamina B12.
Sin embargo, no estoy propugnando una eliminación completa e inmediata de la ganadería. Medidas de este tipo también ocasionarían graves problemas. Para empezar, muchas personas en los países pobres se beneficiarían si tuvieran mayor acceso a algunos productos animales (especialmente, muchos niños tendrían que beber más leche). Además, la ganadería constituye el sustento de un numero altísimo de ganaderos pobres (unos 1000 millones, nada menos) y ciertas formas de ganadería están tan imbricadas en la cultura que su abandono podría tener consecuencias catastróficas.
Por el contrario, un abandono (paulatino y parcial) de los productos cárnicos en países ricos tendría un efecto positivo sobre la salud de la población, sobre el medio ambiente y sobre la demanda de cereales y leguminosas, lo que ayudaría a bajar los precios de los alimentos básicos. Sin duda, también se generarían problemas en el ajuste.
Como muchas otras personas, estoy convencido de que vivimos en un mundo insostenible. La solución es –desde luego- difícil pero pasa por evaluar con cuidado los efectos de nuestro modo de vida y pensar alternativas que tengan sentido.
Estoy de acuerdo...quitar la ganaderia toda no pero los paises desarrolados deberiamos reducir bastante el consumo de carne..nuestro corazon lo agradeceria..demasiadas enfermedades cardiovasculares..muy buena entrada Wilhemina..besos
ResponderBorrarGracias Arwen, LA LOGICA DEL TITIRITERO, es un blog con artículos excelentes. Este me pareció bueno compartirlo desde aqui.
ResponderBorrarun abrazo!
Me encantó lo de la retirada paulatina de la ganadería. De hecho, por simpatía hacia los animales estoy tratando de reducir mi consumo de carne. Los domingos es menú obligado porque me visitan mis hijos no vegetarianos, pero durante la semana la mayor parte de lo que consumo es de origen vegetal. No soy vegetariana, pero sí hay alimentos a los que me niego, por ejemplo, conejos y cabritos, entre otros. Creo que así de a poco, todo se puede cambiar.
ResponderBorrarY desde el punto de vista ecológico, cuanto más nos neguemos a un cambio paulatino, más rápidamente se encargará la naturaleza de ponernos ante un cambio dramático y no voluntario.
Un beso Graciela