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17 jun 2014

« Viejo pero Actual »

No entiendo el gusto apasionado por lo prosaico no comprendo ese afán de "figuretti" de falsos artistas relamidos apoltronados en sus butaquitas cómodas hablando del mundo en la miseria mientras disfrutan de un cafecito irlandés en su cómodo y cálido escritorio.
Pero qué es peor: ¿la vulgaridad de un buen artista o la vulgaridad de un falso artista?
La falta de metas debería ser un pecado capital. La falta de deseos de progresar culturalmente debería ser un pecado capital porque ambas cosas son peor que los 7 pecados capitales juntos y de paso podría mandar a la santa iglesia a la reverenda mierda.
Acá no hay dios ni dioses, acá hay un negoción más grande que un planeta  y por todos lados, oigan bien, por todos lados se cuentan billetes menos por estos pagos del tercer mundo donde nos cagamos de hambre y cada día es peor mientras los grandes monopolistas del mundo se siguen llenando los bolsillos con nuestros estómagos hambrientos.
Y por si fuera poco, los falsos artistas, que con esto de la Internet pululan, se multiplican como ratas de alcantarilla atestando toda la red con poemitas melosos, tan pegajosos que dan asco, sin rima ni medida, sin palabras nacidas del corazón, llenan la red de poemitas vacíos que hablan de un amor perdido  o de una pena de amor de hace mil años siempre con los mismos monosílabos siempre con la misma miel asquerosa que relaja el estómago y la mente y produce vómitos consecuentes con tal espantoso quehacer literario.
A la mierda, me cansé,  me cansé de ver Juanitos que no saben  escribir bien su propio nombre dándose ínfulas de poetas.
¡Basura!
Y a esta basura habría que meterla toda junta en un cohete de reciclaje que vaya derecho a Marte o a Plutón (cuanto más lejos mejor) para que terminen con toda esta mierda romanticoide y revivan, renazcan o sencillamente aparezcan aquellos que sentados en una piedra, sin un duro en bolsillo y muertos de hambre pueden escribir mejor que Borges, que Tolkien o que Shakespeare.
Me rehúso a leer tanta basura, me rehúso a que nos ahoguen los que tienen plata, me rehúso a callarme la boca simplemente porque soy tercermundista Y sí soy tercermundista, por vos, poeta de mala muerte, que estás sentado en tu poltrona muy cómodamente viendo cómo nos cagamos de hambre en América del sur y te importa tres carajos porque cuando las imágenes de la televisión te son grotescas agarrás el control y cambiás el canal para ver una novela del primer mundo que te tocó a vos y te haga olvidar el horror de “esa pobre gente”.


Buenos Aires, 2 de agosto, 2004

 Wilhemina Queen


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