"El avión era un dechado de perfecciones, como llegarán a ser algún día en el viejo
globo terráqueo, cuando las ciencias progresen allí tanto como en Havatoo. Utilicé en su
construcción materiales sintéticos de extraña dureza y poco peso. Los técnicos de
Havatoo me aseguraron que podría tener una vida por lo menos de cincuenta años sin
fracturas ni reparaciones, salvo las producidas por puro accidente. El motor era silencioso
y de una eficacia como nunca pudo soñarse en la Tierra. Dentro del aparato iba el
combustible necesario para todos los años en que se había calculado su vida, y ocupaba
muy poco espacio, ya que podría llevarse en la palma de la mano. Tal milagro es fácil de
explicar, como ya se hizo en otras ocasiones. Nuestros propios hombres dé ciencia saben
que la energía desprendida por la combustión es sólo una fracción infinitesimal de la que
puede producirse con la desintegración total de las sustancias. En el caso del carbón, la
proporción es de dieciocho millones a uno. El combustible para mi motor consistía en una
sustancia conocida por el nombre de lor, que contiene un elemento llamado yor-san,
todavía ignorado en la Tierra, y otro elemento llamado vikro, cuya acción sobre el yor-san
produce la total desintegración del lor."
Carson de Venus | Edgar Rice Burroughs
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