El sol en el horizonte de un atardecer de verano entre dorados, lilas y amarillos, cortando las nubes con sus rayos, sin herirlas, acariciándolas con su calor vespertino.
La arena suave, fina, acariciando mis pies, y en la orilla la espuma blanca que suavemente es recibida por la tierra.
La maravillosa sensación de estar sola en el paisaje que más amo, en ese sitio único y maravillosamente intacto, lejos de toda presencia humana.
La caminata interminable hacia el oeste para, tal vez, en sueños, llegar al horizonte y abrazar el sol que se despide de estas latitudes.
La brisa tibia que pasa por el pinar y llega a mí llenándome los pulmones con la fragancia de los pinos mezclada con el aroma de la arena y el perfume del mar...
Mar... , a mar..., Amar en la playa....
© Verónica Curutchet 28/09/2000La arena suave, fina, acariciando mis pies, y en la orilla la espuma blanca que suavemente es recibida por la tierra.
La maravillosa sensación de estar sola en el paisaje que más amo, en ese sitio único y maravillosamente intacto, lejos de toda presencia humana.
La caminata interminable hacia el oeste para, tal vez, en sueños, llegar al horizonte y abrazar el sol que se despide de estas latitudes.
La brisa tibia que pasa por el pinar y llega a mí llenándome los pulmones con la fragancia de los pinos mezclada con el aroma de la arena y el perfume del mar...
Mar... , a mar..., Amar en la playa....
mar amar playa amor
simplemente extraño el mar
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