Milord,
Recuerdo el ardor de sus miradas, el ahogo dulce y violento de sus brazos, la audacia de sus deseos que aún me seducen y me provocan temor...
No logro combatir esta pasión ni compartirla, no puedo resistirme...
Le miro en mis recuerdos, con asombro, con deseo, con una inquietud que me hace temblar como una hoja al viento.
Yo no sé si me ha amado, si me ama o si me amará alguna vez pero sí sé que yo le amo, yo le deseo, yo le necesito.
Acaso no sepa jamás si me quiere, si me tiene en sus pensamientos o si formo parte definitiva de su pasado, pero le amo.
Le deseo ardiente, violento, tierno y dulce. Le deseo todo mío, mío, ¡mío!
Suya siempre
A.
BREVE HISTORIA DE LAS CARTAS DE AMOR:
ResponderBorrarSe ha descubierto recientemente lo que se considera como la primera muestra de una carta de amor. Se hacía por entonces, al igual que ocurre hoy en día, uso de la materia prima que nos dan los árboles: el papel la madera. Parece ser que el amante escribía algo bonito en su maza, se acercaba sigilosamente a su pretendida y le hacía entrega del mensaje golpeándola en la cabeza.
Acto seguido, la sujetaba por el pelo y se la llevaba con delicadeza a la caverna más cercana. Esta hermosa manera de romanticismo hoy en día resulta mucho más artificial.
Durante la Edad Media el arte de escribir cartas y mensajes amorosos vivió un "revival" por medio del llamado amor cortés, disciplina masoquista que recordaba los antiguos tiempos, pero en el que las tornas se habían cambiado. Ahora era la mujer la que sujetaba la sarten caliente por el mango.
La generalización del alfabetismo con la llegada de la imprenta constituyó todo un cambio en la mentalidad del hombre. Ahora cualquiera podía escribirle una carta a su amada y comunicarlo a los cuatro vientos. La calidad de los escritos disminuyó con respecto a las etapas anteriores, sin embargo, el movimiento romántico creado por esa horda de jóvenes poetas con tendencias suicidas hizo el resto.
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